Entidades catalanas ya plantean propuestas para un nuevo modelo de atención de larga duración
La Societat Catalana de Geriatria i Gerontologia, la Federación de Asociaciones de Mayores de Cataluña (Fatec) y la Fundación iSocial emiten un manifiesto para iniciar este debate
El 90% de los fallecimientos por Covid-19 en Catalunya (11.135) corresponden a personas mayores de 65 años, y se estima que, al menos el 50% (5.567), se produjeron en residencias. Esta es la prueba de que el impacto de la pandemia es mucho mayor en las personas mayores, a lo que se debe sumar las repercusiones físicas, emocionales y sociales de los pacientes, así como de las familias y los profesionales que los atienden.
Si el primer gran reto de esta pandemia fue dar una respuesta de urgencia a esta crisis –lo que hizo aflorar los déficits preexistentes–, en el momento actual el segundo gran reto pasa por ser capaces de aprender de la situación vivida y de repensar el modelo de atención tanto en el entorno residencial, como de toda la atención de larga duración en Catalunya para las próximas décadas. Por este motivo, la Societat Catalana de Geriatria i Gerontologia, la Federación de Asociaciones de Mayores de Cataluña (Fatec) y la Fundación iSocial, emiten el manifiesto ‘Para un debate abierto (y urgente) sobre el nuevo modelo de la atención de larga duración y residencial’, que “quiere ser el punto de partida de un debate de consenso que, necesariamente, requerirá de la participación de todos los actores implicados.
En este sentido, han elaborado un decálogo de los principios básicos sobre los que iniciar el debate para construir el nuevo modelo:
1. Hay que incorporar a las personas mayores y sus cuidadores en la conceptualización y el diseño del nuevo modelo. Su papel debe ser central, y no únicamente consultivo.
2. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de las personas mayores quieren vivir en su hogar hasta el final de su vida. Esto requiere apostar decididamente por la atención integrada domiciliaria y por las políticas sociales y de vivienda.
3. Habrá repensar el modelo de atención residencial, pero también habrá que desarrollar otras alternativas cercanas al domicilio: pisos con servicios, pisos tutelados, etcétera.
4. En este sentido, hay que abordar de forma sincrónica todos los ámbitos de la atención de larga duración: la atención residencial, la larga estancia sociosanitaria, los centros y hospitales de día, así como la atención domiciliaria.
5. El modelo de la atención de larga duración debe tener una mirada amplia, que va desde la prevención de discapacidad hasta la atención de final de vida.
6. La atención a las personas mayores debe dar un paso adelante hacia la personalización de las intervenciones, adaptándose a las necesidades y preferencias de cada persona.
7. Este modelo de atención de larga duración requerirá atención colaborativa y compartida entre el mundo sanitario y el social, así como una mirada necesariamente territorial y cercana a las personas.
8. Hay que apostar decididamente para mejorar el reconocimiento y las competencias de los cuidadores y los profesionales que atienden a estas personas.
9. Hay también incorporar la tecnología como herramienta de apoyo, tanto para las personas como para sus cuidadores.
10. Finalmente, habrá que adaptar los sistemas de provisión de los servicios a estas nuevas realidades, replanteando y redefiniendo el marco legal y los modelos de financiación y de control que se apliquen en cada caso.