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Melania Álvarez / Consejera de Derechos Sociales y Bienestar del Principado de Asturias

'Queremos que ese nuevo modelo de atención se ajuste a las necesidades de cada persona, que sea individualizado'

La consejera asturiana recuerda, en esta entrevista, que “hablar de envejecimiento activo es hablar de preservar y blindar los derechos de las personas, de luchar contra el edadismo”

M.S. / EM 11-11-2020

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Armando Álvarez

Pregunta.- Después de un año al frente de la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar, y dada la situación que estamos viviendo a causa de la pandemia por Covid-19, ¿cuáles son actualmente las principales líneas en las que trabajan desde su departamento?
Respuesta.- La prioridad para la consejería sigue siendo la atención a las personas. Hoy, por tratarse de personas especialmente vulnerables ante el virus, las personas mayores nos preocupan y ocupan principalmente. De ahí que estemos dando respuesta intentado reducir al máximo el impacto de la Covid-19 entre la población de personas mayores, tanto de las que viven en residencias como de las que no. Esta es ahora nuestra prioridad máxima. Pese a que ahora la Covid-19 nos ha obligado a reprogramar nuestras previsiones y dar respuesta a lo inmediato, en la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar gestionamos teniendo claro que la urgencia no debe de alejarnos de aquellas cuestiones que considerábamos ya importantes antes de la llegada de esta pandemia como son por un lado, la imprescindible adaptación del modelo de atención residencial a la realidad actual y a las expectativas sociales de quienes nos iremos haciendo mayores y por otro, el fortalecimiento del apoyo del sistema de cuidados en el entorno más cercano y en el domicilio. Elementos en los que ya estamos por supuesto trabajando.

P.- A pesar de todas estas circunstancias, recientemente destacaba que han logrado reducir las listas de espera por dependencia en un 37% en el último año, algo que ha sido posible gracias al Plan de Choque en esta materia. ¿Qué objetivos o compromisos pretenden seguir alcanzando en este sentido y cómo se está consiguiendo aligerar estas listas de forma efectiva? 
R.- Cuando asumí mi responsabilidad como consejera pedí perdón a la sociedad asturiana porque en aquel momento acumulábamos retrasos en la gestión de las ayudas a las dependencia de hasta dos años. Nos ponemos en la piel de esas personas y de sus familias y además de pedir perdón hemos sido capaces de aportar una solución al problema. Por eso presentamos un Plan de Choque con el objetivo de que todos los expedientes vinculados a esta prestación se resolvieran en plazo en un año. Hasta el momento hemos logrado reducir las listas de espera en un 37% en el último año, pero no nos conformamos, por eso a pesar de que durante el estado de alarma las valoraciones no pudieron llevarse a cabo, fuimos la comunidad autónoma que más expedientes tramitó en esa situación. Cumpliremos nuestro compromiso antes de finalizar el año.
Este Plan de Choque nos ha permitido iniciar además la actualización de la normativa y de ahí que hayamos iniciado la tramitación de dos decretos vinculados al acceso en condiciones de equidad a las prestaciones del sistema y a la agilización del procedimiento de gestión de las solicitudes de incorporación al mismo.

P.- ¿Cuáles son, en estos momentos, las demandas más urgentes de las personas con dependencia y personas mayores en Asturias?
R.- Las necesidades y demandas de las personas mayores difieren mucho según la persona, hay casuísticas muy variables pero lo que sí que tenemos que tener claro es que la vida de una persona que ahora tiene 75 años poco o nada tienen que ver con la de la persona que tenía esa misma edad hace una década. La sociedad ha evolucionado y sus expectativas también y hablamos de transformación digital, de nuevos servicios y recursos. Somos conscientes de que hablar de envejecimiento activo es hablar de preservar y blindar los derechos de las personas, de luchar contra los estereotipos, contra el edadismo o la discriminación por edad. Desde la consejería otra de las prioridades es dar respuesta a la soledad no deseada por ello hemos puesto en marcha el proyecto Senda que da respuestas adaptadas a cada persona teniendo en cuenta  su situación física y psicológica, si tiene apoyos familiares o no, si tiene alguna enfermedad de base etcétera. Y, finalmente, el apoyo a la atención en el entorno más cercano, porque al fin y al cabo, siendo sinceros, la mayoría pensamos en quedarnos en casa hasta que podamos hacerlo y eso requiere en determinados momentos, de apoyos, que vamos a garantizar.

P.- Acaban de constituir y celebrar la primera reunión de la mesa de trabajo para definir un nuevo modelo de atención residencial centrado en la persona. ¿Qué objetivos que se han marcado con la puesta en marcha de este foro? ¿Qué valoración hace de ese primer encuentro?
R.- Creemos que todas las casas han de empezarse por los cimientos, así que nos hemos puesto manos a las obra para diseñar con todos los agentes implicados el nuevo modelo de atención centrado en la persona a través de la constitución de la mesa de trabajo (Mares) con el objetivo de hacer de Asturias en el lugar idóneo para envejecer. Este modelo, que va más allá del entorno residencial, persigue ir ofreciendo apoyos con indiferencia de la edad en función de las necesidades de cuidados que tenga la persona. Sin embargo, aunque se favorece la continuidad de la vida en su domicilio habitual, la dependencia puede llegar en cualquier momento y requerir cuidados avanzados o incluso en entorno residencial. El articular todos estos elementos que habrán de dar forma a este nuevo modelo es el trabajo encomendado a la mesa. La valoración es muy positiva, todos los puntos de vista son necesarios para avanzar en un modelo en el que nos reconozcamos, llamado a aportar respuesta a las expectativas que tenemos como sociedad.

P.- Decía usted recientemente que el cambio de modelo “ya no es un debate, sino una necesidad”. ¿Hacia dónde debe dirigirse ese cambio en su opinión?
R.- El modelo camina hacía una humanización del sistema y aunque ya se han llevado a cabo avances, ahora queremos que ese modelo se ajuste a las necesidades de cada persona, que sea individualizado, porque, como ya he dicho, cada uno de nosotros y nosotras tenemos unas peculiaridades, unos gustos, unas preferencias, unas necesidades, en definitiva un proyecto y una trayectoria de vida. Nuestro papel es dar apoyo en toda la red de cuidados de larga duración y cuando ese apoyo no se pueda dar en el domicilio particular tenemos que trasladarlo a la red residencial. ¿Cómo? Pues humanizando las residencias aún más, dándoles forma de hogar, seleccionado grupos de convivencia con afinidades similares, habilitando zonas comunes como una casa y donde se puedan llevar a cabo labores domésticas, evitando las rotaciones de profesionales y estableciendo flexibilidad de horarios y una organización de la vida cotidiana, entre otras medidas. La idea es llevar a cabo un proyecto piloto en dos centros residenciales y ahí se evaluarán las debilidades y las fortalezas para poder extrapolar ese modelo a otros centros. Este tipo de modelo, además de dignificar a la persona, reconoce científicamente los beneficios en cuanto a salud y calidad de vida de los residentes,  de las familias y por supuesto de los profesionales, pilar de este modelo. Experiencias en otros territorios demuestran que se incrementa el nivel de satisfacción de los profesionales y se agrega valor a su rol.

P.- Si hablamos de la irrupción de la Covid-19, Asturias destaca por sus buenos datos en cuanto al control de los niveles de contagio. ¿Qué protocolo siguieron para proteger a los mayores que viven en las residencias?
R.- Si de algo podemos estar orgullosos en Asturias es de haber dado respuesta a la gestión de esta crisis desde la absoluta coordinación sociosanitaria, esto nos permitió actuar de forma coordinada y casi de manera inmediata en cada residencia, siempre que hubo un caso, un brote o que se requirió de una intervención sanitaria. Ahora bien, somos conscientes de que hemos puesto todo nuestro empeño para dar respuesta al impacto de la pandemia en cada residencia, tanto pública como privada, porque a este Gobierno lo que le importan son las personas con independencia del lugar que hayan elegido para vivir, pero cuando hay que lamentar fallecimientos nadie puede conformarse. Por eso seguimos trabajando, ahora, en plena segunda ola, haciendo frente a una pandemia que sigue siendo desconocida en muchos aspectos, pero a la que podemos combatir con más experiencia. En las residencias que gestionamos desde el ERA hay un engranaje fuerte que nos ha permitido controlar todos los brotes que han ido dándose en esta segunda ola. En ese primer envite de la Covid-19 fue primordial el poner en marcha el Sistema de Vigilancia y Alerta Temprana, diseñado por esta consejería, y que nos permitía saber cada día la situación de cada residencia y de ahí, tomar decisiones. De hecho, ha sido preseleccionado en los Premios Europeos de Servicios Sociales (ESSA) 2020, concretamente en la categoría de Herramienta Tecnológica.

P.- Y en especial en esta segunda ola de coronavirus, ¿cómo lo están afrontando en los centros de mayores? ¿Qué medidas extraordinarias están poniendo o piensan poner en marcha?
R.- Como ya he dicho, contamos con una experiencia previa que nos permite situarnos en un escenario muy diferente al de marzo, eso sí, no bajamos la guardia ni un segundo. Nuestras fortalezas en el sistema público de residencias residen en la valentía de los residentes, en el compromiso de los equipos de profesionales, en la sectorización de los centros que hemos llevado a cabo, en las barreras que tenemos que nos permiten enfrentarnos al virus como son los materiales de protección y los procedimientos, que son vivos y que se adaptan a la evolución de la pandemia siempre intentando que su impacto sea el menor posible. Además, tenemos que resaltar la importancia de todas las actuaciones precoces que se están llevando a cabo, donde los cribados y las pruebas anticipatorias, nos permiten construir un dique de contención contra este virus. Resultado de todo ello es que el 100% de las residencias públicas gestionadas por el ERA que han tenido algún caso, han tenido un efecto de contención para el brote.


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