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Los compuestos senolíticos podrían revertir los efectos del envejecimiento

En las últimas décadas, los estudios dirigidos a retrasar la entrada en esta etapa han pasado de considerarse inútiles a constituir una de las áreas de mayor actividad

Irma R.M. / EM 11-03-2020

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El concepto de la eterna juventud es algo que, por ahora, vemos como inalcanzable. Y es que el envejecimiento es un proceso vital del que ningún ser vivo se libra. En cambio, ¿qué es exactamente lo que provoca su aparición? ¿Es posible retrasarlo o revertir sus efectos?

En las últimas décadas, los estudios dirigidos a retrasar la aparición del envejecimiento y promover la longevidad saludable han pasado de considerarse inútiles y cercanos a la charlatanería, a constituir, a nivel mundial, una de las áreas de mayor actividad, algo lógico si tenemos en cuenta que la edad de la población es cada vez mayor. 

Entre las terapias antienvejecimiento sobre las que más se ha investigado en estos años, destacan las relacionadas con la senescencia celular, un proceso por el cual las células envejecen y dejan de dividirse de manera permanente, pero sin llegar a destruirse. Con el paso del tiempo, las células viejas (senescentes) se van acumulando en los tejidos del cuerpo, liberando sustancias perjudiciales que causan inflamación y dañan las células sanas vecinas. Según Manuel Collado, investigador en el Instituto de Investigación Sanitaria (IDIS) de Santiago de Compostela, “la investigación básica llevada a cabo en modelos experimentales animales ha permitido demostrar que, inducir de manera específica la muerte de las células senescentes, permite mejorar el estado de salud de los tejidos, retrasando con ello el envejecimiento, e incluso revirtiendo sus efectos más severos”. 

Este descubrimiento ha derivado en la búsqueda, por parte de diferentes grupos, de compuestos capaces de matar selectivamente a este tipo de células, y aunque todavía se encuentran en fase experimental, ya se han encontrado algunos fármacos capaces de eliminarlas y, con ello, mejorar las patologías asociadas a la edad. Según Manuel Serrano, del laboratorio de Plasticidad Celular y Enfermedades del Institute for Research in Biomedicine (IRB) de Barcelona, “estos medicamentos completarían, en cierto modo, el proceso de reparación de los tejidos, gracias a la eliminación de las células senescentes”. 

Con respecto a las enfermedades que se podrían curar a través de las terapias basadas en compuestos senolíticos, el investigador del IRB subraya que “antes de ponerse un objetivo tan ambicioso y arriesgado como es el de tratar a personas sanas de edad avanzada, es necesario demostrar la eficacia y seguridad en enfermedades graves degenerativas”. En este sentido, los esfuerzos se están centrando, por ahora, en patologías como la fibrosis pulmonar y la renal, el Alzheimer, el Parkinson o la osteoartritis, entre otras.

OTRAS TERAPIAS EN ESTUDIO
Además de las terapias centradas en eliminar las células senescentes, existen otras muchas propuestas terapéuticas relacionadas con las distintas teorías que tratan de explicar el origen biológico del envejecimiento, para así poder revertirlo. Una de las más populares es la conocida como teoría del acortamiento telomérico.

Como explica Collado, la teoría del acortamiento telomérico plantea la posibilidad de que “el desgaste de los extremos de los cromosomas (telómeros) en los que se almacena la información genética, como consecuencia de las sucesivas divisiones celulares que ocurren durante el periodo de vida, sea el responsable del envejecimiento”. Sin embargo, en el organismo se encuentra la telomerasa, una enzima que permite la regeneración de los telómeros y, por tanto, mantiene la capacidad replicativa de las células. En este sentido, varios estudios apuntan a la posibilidad de que la activación de la telomerasa en el organismo pueda producir un alargamiento de los telómeros y, en consecuencia, llegar a aminorar o revertir el proceso de envejecimiento.

Otras estrategias en fase experimental se basan en hábitos tan sencillos como el ayuno intermitente, que podría reducir el  riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, favorecer la reparación del organismo y reducir las posibilidades de padecer cáncer. En cambio, antes de adoptar este tipo de rutinas, es necesario consultarlo con un endocrino, ya que en función del estado de cada persona, puede ser beneficioso o perjudicial.  

Algunos fármacos como la metmorfina o la rapamicina, también en fase de estudio, imitarían de manera parcial el ayuno. Ambos compuestos han demostrado aumentar significativamente la salud y la esperanza de vida en ratones y diversos organismos simples como levaduras, gusanos o moscas. 

Algunas de estas terapias ya se están ensayando en grupos clínicos “muy controlados y limitados”, asegura Serrano, y adelanta que, seguramente, este año se hagan públicos los primeros resultados: “si son positivos, será un primer paso para otros ensayos más amplios”. Por último, recuerda que “el proceso de aprobación de nuevos medicamentos es lento y cauteloso para garantizar el máximo nivel de seguridad”.

En este sentido, el investigador del IDIS de la capital gallega afirma que “los primeros ensayos senolíticos ya han echado a andar y se están llevando a cabo los primeros estudios de seguridad y tolerabilidad”, a lo que añade que “es previsible que en los próximos años tengamos nuevos compuestos senolíticos que también avancen hacia etapas de ensayo clínico y, con ello, tenemos la esperanza de dar con algún nuevo fármaco útil para aliviar las enfermedades asociadas al envejecimiento”. 

VIDA SALUDABLE, ÚNICO TRATAMIENTO CERTERO
La restricción calórica, una dieta equilibrada y saludable y la práctica de ejercicio físico constituyen “la única intervención de la cual tenemos sólidas evidencias de que es capaz de ralentizar el envejecimiento”, manifiesta Collado.

Reducir la cantidad de grasas que se ingieren, aumentar el consumo de frutas, verduras y fibra, realizar actividades físicas de forma periódica para fortalecer los músculos y articulaciones y abandonar hábitos perjudiciales como el consumo de alcohol y tabaco, favorecen la reparación de los tejidos y previenen la aparición de las enfermedades asociadas a la edad. 

FALTA DE INVERSIÓN EN EL ÁMBITO DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
Si bien a nivel mundial se están invirtiendo importantes cantidades de recursos dirigidos a la investigación sobre el fenómeno del envejecimiento y al estudio de tratamientos capaces de retrasar o revertir este proceso, los expertos coinciden en que, en España, las partidas presupuestarias que se destinan a este ámbito son completamente insuficientes.

Collado asegura que “por lo general, la inversión en investigación científica en nuestro país es ridícula, sobre todo si tenemos en cuenta el enorme beneficio que se deriva de esta actividad”. En concreto, centrándose en el ámbito del envejecimiento, el experto señala que “el coste social producido por las enfermedades relacionadas con este proceso vital, así como el sufrimiento y dependencia que se derivan, son tremendos”.

En la misma línea se manifiesta Serrano, quien, además, añade que “sería deseable que entre los objetivos de los Planes Nacionales de Investigación, junto con enfermedades muy importantes que, por supuesto, también deben ser investigadas, se incluyese la investigación sobre el fenómeno del envejecimiento”. 

Por otra parte, el investigador del IDIS de Santiago de Compostela considera “deprimente comprobar los avances espectaculares que somos capaces de hacer en una situación de extrema falta de recursos, no solo económicos, sino también de apoyo en todos los niveles de condiciones laborales y burocráticas” y destaca que el nivel de inversión en ciencia que podría convertir a España en líder de la investigación científica, a nivel mundial, “no supondría, en realidad, un esfuerzo muy grande si lo comparamos con muchas otras partidas presupuestarias a las que se destinan cantidades infinitamente superiores”.


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