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Diez consejos a tener en cuenta sobre las pérdidas de orina

Con motivo del Día Mundial de la Incontinencia (14 de marzo), la SEGG lanzó este decálogo para visibilizar aquellos mitos que circulan sobre las pérdidas urinarias

Redacción EM 11-04-2019

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La pérdida de la continencia no es normal con el envejecimiento
Es una de las ideas más arraigadas sobre la incontinencia. Si bien es cierto que el cuerpo envejecido supone un factor de riesgo para padecerla –ya que se envejece en conjunto, no por separado–, lo cierto es que la incontinencia suele ser el síntoma de una patología subyacente, y no una enfermedad en sí.

Supone la alteración de una función fisiológica
Diferentes condiciones patológicas suelen ser las causantes de la aparición de pérdidas urinarias, y no solo en las personas mayores. Una de las más graves es la esclerosis múltiple, aunque en pacientes mayores varones, suele aparecer con problemas derivados de la próstata y –como es de esperar– la vejiga.

Origina problemas médicos, psicológicos y limitaciones sociales
La incontinencia no es solamente un problema rutinario que se consulta con el médico de cabecera, sino que abarca planos sociales y psicológicos. Las personas con pérdidas están constantemente en alerta para no sufrir imprevistos en zonas públicas, lo cual acaba mermando el estado psicológico del individuo que los padece. Además, pueden llegar a privarse de socializar con otras personas con el fin de evitar situaciones incómodas. 

Provoca un alto impacto negativo en la calidad de vida
Como consecuencia del punto anterior, la persona con incontinencia deja de relacionarse, o lo hace muy poco. Además, hay que recordar que la incontinencia suele venir de la mano de otras patologías, que ya de por sí conllevan cierto nivel de morbilidad. En definitiva, la calidad de vida acaba por reducirse. 

Afecta a una de cada 20 personas
Según datos del Observatorio de la Incontinencia, la prevalencia aumenta con la edad, hasta el punto que el 50% de los mayores de 65 años la padecen. En el caso de los hombres de todas las edades, la prevalencia es del 7%, es decir, afecta a alrededor de 1,4 millones de varones en todo el territorio nacional. 

No es fácil hablar de ello
Las pérdidas de orina vienen acompañadas de vergüenza en quien las padece como consecuencia del tabú que se ha construido al respecto. La incontiencia tiende a asociarse con momentos de pánico o miedo, y a nivel social, estas sensaciones se ridiculizan, especialmente, cuando se trata de hombres. Es un problema ya que, a nivel médico, necesita reconocerse para obtener diagnósticos certeros.

En la mayoría de casos, es reversible
Y es que la incontinencia tiene tratamiento. Este debe ser personalizado y adaptado al paciente, ya que las causas varían. El grado de continencia, tras someterse a una terapia adecuada, puede recuperarse en mayor o menor medida, devolviendo al paciente a un estadio anterior mucho más llevadero.

En el 50% de los casos, no se recibe tratamiento adecuado
A pesar de su incidencia y de ser considerada un importante problema de salud, la incontinencia es un síndrome infradiagnosticado y, a menudo, su presencia no aparece en el historial médico del paciente.

Tras una valoración clínica adecuada, se puede lograr una mejora considerable
Tratarla no solamente frena el avance de la urgencia de micción, sino que el grado de continencia es recuperable, llegando a disminuir la severidad entre un 40 y un 50%. Por este motivo, siempre es conveniente comunicar al médico de familia si sentimos ganas de miccionar con más frecuencia de lo usual.

Consulte en su centro de salud, servicio médico o farmacia
A los profesionales sanitarios les ayuda mucho conocer si el paciente sufre pérdidas de orina para poder realizar diagnósticos certeros. Solo de esta forma podrán, además, realizar una prescripción o asignar un tratamiento que se ajuste a las necesidades (secundarias o no) del paciente. 


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