Para un correcto cuidado de los pies es indispensable utilizar un calzado adecuado. Alberto Bardo, gerente Calzados Cómodos El Ferrocarril, una empresa especializada en zapatería para los pies delicados.

En el momento en que una persona mayor siente que con los zapatos que compra habitualmente no camina cómodo, es cuando debe empezar a pensar en cambiar el punto de compra. Establecimientos como El Ferrocarril tienen “soluciones para todas las dolencias. Desde un pie ancho –que requiere una horma de mayor calce– hasta uno sensible, que necesitará unos materiales más adaptables”.

Lo más frecuente hoy en día es encontrarse con problemas podológicos que requieren del uso de plantillas ortopédicas. Sin embargo, a Bardo le sorprende que cada día haya más personas con problemas de diabetes “que necesitan calzados especiales para minimizar el riesgo de rozaduras y heridas; y que deben ser fabricados con pieles de primera calidad y sin costuras”.

“Muchas veces chocamos con las preferencias estéticas del cliente”, admite Bardo, a lo que añade que en ese caso, “el vendedor trata de hacerle ver cuál el modelo que más le conviene”.

Y es que elegir un zapato va mucho más allá del diseño y el tallaje. “Para encontrar un calzado saludable, una persona mayor debe elegir correctamente –además de la talla– el ancho, el diseño, la altura del tacón o cuña, la estabilidad de la marcha y tener localizadas sus dolencias”. Además, no se debe escoger un zapato “para todo”, sino uno para cada ocasión (para ir a andar, de vestir, etcétera) y, por supuesto, el calzado debe proteger el pie, concretamente, de lesiones derivadas de caídas.

El confort térmico también es otro elemento a tener en cuenta. Existen materiales poco transpirables o muy fríos para el pie, por lo que habría que valorar en qué época del año se utilizarán los zapatos y qué uso se les va a dar.

En definitiva, Bardo recomienda comprar menos zapatos, pero de mejor calidad, y siempre intentar calzarlos alternándolos.

Al poner unos zapatos por primera vez, es recomendable “usarlos en espacios de tiempo cortos hasta que los terminemos de adaptar”. Si los dejamos de calzar durante un tiempo, el proceso debe reanudarse, ya que las pieles se secan y el zapato se contrae.

“Al igual que debemos invertir en buenos zapatos para la calle, no debemos bajar la guardia en casa”, advierte Bardo. En este sentido, argumenta que hay que tener mucho cuidado con zapatillas destalonadas por el riesgo de caídas, ya que al tener el talón suelto, “pueden escaparse”, provocando una descoordinación al andar”. Por último, Bardo insiste en que los mayores traten de acudir a zapaterías especializadas y que siempre prueben el calzado, es decir, evitar compras online o por catálogo.