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De niños a mayores: el viaje del neumococo, una cadena intergeneracional

Prevenir la neumonía es un paso significativamente importante, especialmente, en lo referido a su vacunación. Las doctoras entrevistadas dan una serie de pautas que son importantes de seguir de cara a la prevención de esta infección

A. Lemos 17-12-2018

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El paso más importante para prevenir la neumonía es vacunarse.

Para prevenir los contagios por neumonía, la doctora Rosario Menéndez ve necesario “evitar el contacto con personas que sufran cuadros de infecciones respiratorias. En este sentido, los niños son quienes transmiten estas infecciones a los mayores”. Isabel Jimeno la respalda argumentando que, cuando los niños vuelven al colegio en septiembre, es cuando empiezan los picos de la gripe, y cuando los mayores –sus abuelos– enferman. “Es una cadena típica, habitual”, puntualiza.

Además, al toser o estornudar, los pacientes de neumonía deben intentar no hacerlo frente a otras personas, y, tras usar pañuelos desechables, es aconsejable lavarse las manos. También es necesario tener extremo cuidado en centros de día, residencias y otras instituciones, ya que las posibilidades de contagio aumentan significativamente al encontrarse en un entorno con más personas que entran en los grupos de alto riesgo de padecer esta enfermedad.

La medida más efectiva para prevenir la neumonía bacteriana, que es la más frecuente, es la vacunación. Por un lado, existe la vacuna conjugada trecevalente, que se pone una sola vez en cualquier momento de la vida y no es necesario recordatorio, ya que tiene efecto de larga duración y memoria inmunológica. En personas mayores de 65 años o con implantes cocleares, falta de bazo, que están en tratamiento oncológico o trasplantadas, se aconseja además que reciban la vacuna polisacárida 23 valente, al menos, dos meses después de la conjugada.
La vacuna antineumocócica protege frente a los serotipos del neumococo, mientras que la antigripal protege del virus de la gripe. Explica Menéndez que son “distintas pero complementarias, ya que tanto el neumococo como la gripe provocan infecciones respiratorias y neumonías”.

VACUNAS CONTRA SUPERBACTERIAS
En la actualidad, existen numerosas resistencias bacterianas –superbacterias– a los derivados de la penicilina y otros antibióticos. Esto se debe a la sobreutilización de estos medicamentos, por lo que, ante la mutación y la adaptación de estos microorganismos, poco pueden hacer los antibióticos.

“Vacunando a la población hace que haya menos casos de la enfermedad y que se tenga que usar menos antibióticos”, comenta Esther Redondo. “Al vacunarse, se previene que haya más infecciones por serotipos de neumococo que evolucionan peor al haber desarrollado resistencias. Por otro lado, se evita la aparición de la enfermedad y el hecho de tener que utilizar antibióticos”, añade.

No obstante, la neumonía sigue siendo una enfermedad difícil de hacer desaparecer. “Todavía no hemos conseguido erradicar patologías como la viruela o la polio”, aunque Redondeo reconoce que “es muy posible disminuir el número de casos o de casos graves de neumonía mediante la vacuna. Simplemente teniendo vacunada a toda la población de riesgo frente a gripe y neumococo, estaríamos consiguiendo reducir su incidencia”.


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