“La pandemia ha hecho evidente que el sistema de atención social y residencial es, en realidad, un sistema de cuidados de larga duración que requiere de la interoperabilidad con el sistema sanitario”. La presidenta de la Asociación de Empresas de Servicios para la Dependencia (Aeste), Natalia Roldán, realizó estas declaraciones durante su participación, ayer, en la mesa redonda sobre ‘Interoperabilidad’ dentro del II Simposio del Observatorio de la Sanidad.

Tres han sido los aspectos abordados: el impacto de la Covid-19 en las residencias, la conexión de historiales médicos con la sanidad pública y el futuro del sector de la dependencia.

Sobre el impacto de la pandemia, Roldán señaló que “fueron momentos complejos por lo excepcional de la situación, por el colapso sanitario, por el desconocimiento del comportamiento del virus, así como por el  desconocimiento  global  de  qué  es  realmente  un  recurso  residencial”. Nuestros asociados “revisaron y reforzaron protocolos y procedimientos de actuación. Nos preparamos para cuidar más y mejor, pues, en ningún caso, los centros residenciales están planteados para curar”.

Además, Roldán incidió en la falta de liderazgo a lo largo de la pandemia. “Un liderazgo con conocimiento profesional acerca del perfil de las personas que viven en las residencias de nuestro país, con conocimiento sobre la heterogeneidad de las residencias. Faltó un liderazgo que ordenara los diferentes momentos vividos por las comunidades”.

Acerca de la conexión de historiales médicos con la sanidad pública, la presidenta de Aeste aseguró que “es imprescindible”. “Si creemos en un modelo en el que la persona se encuentre en el centro de la atención, debemos cambiar muchas  premisas  y  dejar  ciertos  recelos  a  un  lado”, añadió. 

Para Roldán, “el envejecimiento es un indicador de éxito, y la cronicidad, una realidad que nos reta. Nada de ello debería convertirse en un problema. Y menos entre sistemas cuyos profesionales estamos formados, específicamente, para lograr el mejor y mayor impacto en el bienestar de las personas”. La conexión de historiales entre las residencias y el sistema sanitario “sería uno de los pasos lógicos hacia la eficacia y la calidad”.

Respecto al futuro, Roldán puso el foco en “plantear cambios basados en la realidad. Tomar decisiones extremas basadas en una situación excepcional nos puede llevar a cometer errores futuros y, lo peor, generar expectativas poco factibles de satisfacer”.

Finalmente, la presidenta de Aeste cerró su intervención haciendo hincapié en la necesidad urgente de “generar esos vasos comunicantes”. Y en esa intención, señaló, “a través de 60.000 camas de centros residenciales y los casi 300.000 servicios de atención en el ámbito domiciliario, desde Aeste estamos poniendo a disposición de las Administraciones públicas del sistema sanitario y de organizaciones científico-profesionales toda nuestra información, nuestro conocimiento y experiencia que permita dibujar un futuro mejor”.