Pregunta.- ¿Cuál es el motivo por el que surge el diseño de esta red?

Respuesta.- Nuestra Fundación tiene como idea fuerza y objetivo fundamental, como su nombre indica, apoyar el ejercicio de la autonomía, como base de la dignidad personal. Autonomía entendida como el derecho de todas las personas a tomar sus propias decisiones acerca de las cuestiones que tienen que ver con la construcción y el control de su propio plan de vida, derecho fundamental que puede verse dificultado en determinadas situaciones (discapacidad, dependencia, pobreza, exclusión social, etcétera). Por ello, nuestras actividades van dirigidas a contribuir desde nuestras posibilidades a que se supriman los obstáculos que frenan o imposibilitan el autogobierno de algunas personas que se encuentran en riesgo o situación de discriminación, así como al apoyo para lograr la mayor independencia posible de funcionalidad y la autonomía personal en el desarrollo de las actividades de la vida diaria de las personas con discapacidad o de quienes tienen una situación de dependencia. Y es en este ámbito de actuación se enmarca la Red de Buenas Prácticas.

P.- ¿Cuál es el modelo de atención ideal que debería aplicarse en las residencias?

R.- El método que propugna, defiende y apoya la Fundación es el que denominamos como atención integral y centrada en la persona, que puede desarrollarse en residencias, en centros diurnos y también en el propio domicilio. Creo que, a lo largo de los últimos años, se ha incrementando bastante la calidad asistencial. También hay iniciativas de interés para avanzar en el desarrollo del modelo y la apuesta de la red es contribuir a su perfeccionamiento mediante el apoyo mutuo y el aprendizaje cooperativo. En lo que atañe al diseño ambiental, que es la parte menos desarrollada del modelo, contamos con investigaciones internacionales en las que se relacionan determinadas características ambientales con el bienestar de las personas que requieren cuidados de larga duración. Algunas de las características que deberían reunir las residencias serían: ubicación en entornos comunitarios habituales para favorecer la continuidad del apoyo social de la persona; diseño de espacios privados y personalizados en los que las personas sientan que están en su casa; organización de estas viviendas en módulos de convivencia para 10-12 personas, en los que hay servicios comunes; y disposición de otros lugares comunes a los diferentes módulos convivenciales.