Fruto de la necesidad, siempre surgen ideas innovadoras que abren un horizonte nuevo e inexplorado. En esto de hacer frente a la despoblación, llevan años dándose a conocer soluciones para evitar la pérdida de servicios por falta de habitantes.

Es fácil ver titulares en la prensa diciendo: ‘Se busca gente para vivir en idílico pueblo’ o ‘Se ofrece casa y trabajo a familia con niños para venirse a vivir aquí’. Estas propuestas, con cierto halo nostálgico, suelen buscar poner parches a problemas coyunturales de falta de vecindad para evitar que estos lugares, que sufren del ‘invierno demográfico’ pierdan su enjundia.

Sin embargo, también han empezado a proliferar ideas cuando la despoblación es un hecho. Así sucede con La Exclusiva, un emprendimiento social que busca reducir la despoblación en la provincia de Soria, cubriendo las necesidades básicas de sus habitantes, sin ningún coste añadido, a través de un sistema de logística social que ofrece el acceso a productos y servicios de primera necesidad propios de la capital sin ningún coste añadido; con la recogida y entrega de pedidos a domicilio; y seguridad y mejora del bienestar de colectivos vulnerables como es el de la tercera edad.

Hacer la compra diaria, obtener medicamentos, o presentar documentos oficiales en el registro público, de los vecinos sorianos del rural, son algunos de los servicios que ofrece, además de establecer un contacto regular (semanal) con dicha clientela. Desde 2013, que se constituyó como empresa social, muchos son los avances.

La idea ya se ha exportado a Burgos, realizan rutas casi diarias para llevar todo tipo de servicios a pueblos recónditos y, además, han obtenido diversos reconocimientos, como el Premio Obra Social La Caixa al Programa de Emprendimiento Social, en 2015, o el premio ‘Excelencia a la innovación para mujeres rurales 2016’ del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Una gran apuesta.

Otra idea original es ‘Apadrina un olivo’, una iniciativa de emprendimiento social de Oliete (Teruel) con la que se han recuperado, en cuatro años y medio, 7.000 olivos abandonados de entre 100 y 500 años, se han creado ocho puestos de trabajo fijos con los que se ha evitado el cierre de la escuela y emplea de forma temporal a los usuarios de Atadi (Asociación Turolense de Ayuda a la Discapacidad).

Con una aportación de 50 euros al año, se puede conocer el estado de su olivo, a través de un código QR, o asistir a encuentros mensuales para verlo. Además, a las madrinas y padrinos, se les entregan dos litros de aceite al año. Y ya son 2.500 los asociados.

Este mismo año han recibido el I Premio Aragonés al Emprendimiento Social. Además, obtuvieron el galardón de Talento Solidario de la Fundación Botín y el de Emprendimiento Social de La Caixa. El objetivo de este sueño, como dicen sus impulsores: cambiar la historia de Oliete, un pueblo en vías de desaparición.