La importancia del colectivo senior en nuestra sociedad no deja lugar a dudas. Las perspectivas apuntan a que en 2060 las personas de más de 65 años representarán casi el 30% de la población, se duplica, así, el porcentaje que representan hoy en día.
Lejos de temer a las sociedades envejecidas, las instituciones europeas hemos de contemplar estas proyecciones con positividad. Gracias a los avances en la medicina y a la mejora general en la calidad de vida conservamos nuestra salud mucho más tiempo, y esto solo puede ser bueno. Donde antes algunos veían problemas y obstáculos, hay que ver áreas potenciales y oportunidades.
De lo que se trata es de desligar el concepto de envejecer de otros como dependencia, soledad o aislamiento. Esas ideas no pueden tener cabida en el mundo actual, al menos no para aquellos que sepan aprovechar las innumerables ventajas que ofrecen dos aspectos de nuestro entorno: la tecnología, que nos comunica y nos abre un mundo de posibilidades; y la sociedad de hoy en día, cada vez menos encorsetada y estricta y cada vez más alejada de los cánones estáticos que nos relegan a unos modos de vida según el año de nacimiento.
Nuestros mayores nunca han de ver la sociedad que les rodea como algo lejano o ajeno, como un espacio en el que ya no tienen nada que decir. Sino todo lo contrario.
Debemos apostar por unos mayores activos y dinámicos, integrados e implicados de forma plena, que se desarrollen y participen en la sociedad,  ya que son parte de ella (y cada vez lo serán más). La tercera edad tiene que seguir aportándonos a todos con su experiencia y su sabiduría, grandes bazas de este colectivo.
El discurso de Europa no ha de fundamentarse solo en hermosas palabras, hemos de ejecutar acciones concretas que contribuyan a dar cumplida respuesta a las demandas de este colectivo.
El interés de la Comisión Europea por este aspecto se evidencia en varios proyectos. Por ejemplo, el portal digital Mayores Europeos es un éxito como punto de encuentro. Un espacio idóneo para encontrar tanto información práctica, como contenidos lúdicos y relativos al ocio. Siguiendo esta línea, no en vano, hace dos años fue el año europeo del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad Intergeneracional. Un tiempo en el que se concienció de la contribución de las personas mayores y se establecieron multitud de foros de comunicación entre distintas generaciones. Además, cabe destacar la partida de acciones para grupos específicos, que prioriza a las personas de edad avanzada año tras año.
Aún queda mucho trabajo por hacer pero la Unión Europea ya ha orientado su política de integrar a todos los grupos sociales en ella. La base es mejorar el entorno y la convivencia de la sociedad. Y en ella estamos todos.