Vivir acompañado, tener amigos y amigas, compañeras de trabajo, cuidar, y que alguien nos cuide, nos hace sentir bien, nos mantiene activas y ayuda a sobrellevar la vida cotidiana, a menudo repleta de complejidades, especialmente en las grandes ciudades. Por el contrario, sentirse solas nos mantiene aisladas, no tenemos con quién compartir penas y alegrías, la soledad nos hace sentirnos tristes. 

Durante la edad adulta, nos parece más fácil formar parte de distintas redes sociales o de diversas comunidades. Sin embargo, envejecer a menudo implica que nuestra red de contactos cotidianos se va reduciendo, en parte porque envejecer supone ir perdiendo la capacidad de realizar, de forma autónoma, algunas de las actividades cotidianas; en parte porque tenemos menos rutinas colectivas que nos obligan a mantener lazos de relación o amistad y porque, en una sociedad que envejece, hay cada vez menos cohortes de personas adultas que se hacen cargo del cuidado cotidiano de las personas mayores. 

La soledad no es exclusiva de las personas mayores. Podríamos encontrar otros colectivos en la ciudad que también se sienten solos, por ejemplo, las personas que han tenido un proceso migratorio poco acompañado y cuidado por sus nuevos vecinos, aunque es al envejecer donde esta situación de soledad es más generalizada. 

En Barcelona, en 2014 se puso en marcha el proyecto VinclesBCN para tratar de combatir la soledad entre las personas mayores. En 2016, en la ciudad de Barcelona había un 26% de población mayor de 65 años que vivía sola, un porcentaje que superaba el 30% entre las personas mayores de 75 años. En este sentido, el proyecto VinclesBCN tiene el objetivo de incidir en el sentimiento de soledad de las personas mayores, mejorando su bienestar utilizando la tecnología y recursos de dinamización comunitaria y, por ello, desde 2018 se extendió a todos los barrios de la ciudad. Una de las novedades de VinclesBCN es que lo prescriben tanto desde los Centros de Servicios Sociales como los centros de Atención Primaria de Salud, avanzando en la innovación en materia de prescripción social. Y no solo permite combatir la soledad, sino que también apunta a la brecha tecnológica entre las personas mayores, ya que funciona mediante la utilización de una tableta conectada a Internet. Una tableta que se presta de forma gratuita a aquellas personas con menores ingresos. Con ella, las personas que forman parte del proyecto se conectan a su propia red personal y pueden ampliar su red social, hablando con otras personas y vinculándose a otras actividades colectivas. 

VinclesBCN empezó a desarrollarse después que ser el proyecto ganador de la iniciativa Mayors Challenge, de Bloomberg Philantropies. Unos años después, en 2019, este programa se ha extendido a todos los barrios de la ciudad con la intención de seguir mejorando y avanzando de la mano de otras iniciativas municipales que permitan luchar contra la soledad no deseada de la ciudad de Barcelona.