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Domingo Pascual / COORDINADOR DEL GRUPO DE TRABAJO DE CARDIOLOGÍA DEL DEPORTE EN LA SEC

'Todas las enfermedades cardiovasculares mejoran con la realización de ejercicio físico'

Entrevista a Domingo Pascual sobre la implicación del deporte con las enfermedades cardiovasculares. ¿Hay límites?

A. Lemos 12-06-2019

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Pregunta.- ¿De qué nos protege en la vejez la realización del deporte o llevar una vida activa?
Respuesta.- Practicar deporte o realizar ejercicio mejora todos los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares como la diabetes, la hipertensión, el colesterol elevado o el sobrepeso. Todas ellas, evidentemente, mejoran con la realización de ejercicio. Además, tiene un efecto terapéutico sobre el corazón y sobre el sistema cardiovascular en general, ya que también mejora el estado de salud de las arterias y los músculos, lo que redunda en que el corazón tenga menos trabajo, protegiéndolo.
Sobre este punto de partida, todo el mundo se ve afectado: tanto quienes no sufren enfermedades cardíaca como quien sí, aunque particularmente en los últimos. El riesgo de que las enfermedades de corazón avancen o se compliquen a través de infartos o con cuadros agudos es mejor en una persona que hace ejercicio físico.

P.- Entonces, ¿puede decirse que las enfermedades cardíacas se pueden evitar a través de la práctica deportiva?
R.- Todo el ejercicio físico previene. Evitarlo es complicado, pero está claro que se puede prevenir –y más aún cuanto antes se inicie–. Lo que no podemos es esperar que el efecto de la prevención sea el mismo cuando uno tiene 70 años que cuando tiene 40. La prevención es un recorrido a largo plazo.
Para entenderlo, tenemos que comprender que existen dos tipos de prevención. Por un lado, la prevención primaria es la que trata de evitar desarrollar la enfermedad, cuyo efecto aumenta cuanto antes se inicie el ejercicio. Pero no por eso no tiene otros beneficios, ya que hay que tener en cuenta que una persona de 65 años sana ­–que no ha ido nunca al hospital por un infarto o que no sufra insuficiencia cardíaca–, aunque no esté enferma, solo el hecho de ser mayor incrementa el riesgo de que este tipo de eventos ocurran.
Y por otro lado, está la prevención secundaria, que es la que trata de evitar que la enfermedad avance o se complique. En edades avanzadas, es necesario mejorar la salud del corazón y evitar los eventos agudos.

P.- ¿Qué deporte recomendaría a un mayor que padece problemas de corazón?
R.- En primer lugar, que pida consejo médico. Para una persona joven de 20 o 30 años, el consejo médico es poco importante, aunque útil. Pero en una mayor, es esencial e imprescindible, porque el ejercicio tiene efectos muy beneficiosos, pero también puede suponer un estrés excesivo para el corazón y suponer un agravamiento del problema.
El límite entre el nivel de ejercicio beneficioso y el que puede suponer un riesgo es mucho más bajo en una persona mayor. Por eso hay que individualizarlo a través del consejo del médico –ya sea de Atención Primaria o un cardiólogo–.
En este sentido, las recomendaciones que hacemos en Cardiología se basan en ejercicio aeróbico, y el parámetro que utilizamos es la frecuencia cardíaca. Para conocerla, la fórmula más sencilla consiste restar la edad del paciente a 220, y sobre el resultado, aplicarle en torno al 70%. La frecuencia resultante es la que no se debería superar.
En el ejercicio aeróbico, el esfuerzo se realiza a través de actividades como caminar (carrera o caminata continua), ir en bicicleta (mejor si es estática, ya que disminuye el riesgo de caídas, aunque siempre que se pueda salir al exterior, mejor, porque es más aludable) o nadar. Son clásicos que todavía tienen toda la validez del mundo. Lo importante es hacer movimiento de piernas, ya que produce compresión de las venas, y eso  acaba provocando que el corazón funcione mejor con menos pulsaciones.
Ahora bien, también es necesario tener flexibilidad y mantener una buena masa muscular. En edades avanzadas, es común desarrollar osteoporosis y sarcopenia, enfermedades que favorecen la aparición de problemas cardíacos. Por eso también se aconseja realizar ejercicios complementarios de fuerza en los que se utilicen pesas no muy grandes, o ejercicios de suelo como el pilates.
De entre la natación, el ciclismo e ir a andar, sería bueno escoger uno y practicarlo todos los días de la semana excepto dos, en los que se sustituya la actividad habitual por otro ejercicio de fuerza.

P.- Y en mayores sanos, ¿qué aconsejaría?
R.- Aunque yo recomiende esos deportes, también es cierto que hay que buscar uno que guste. Por ejemplo, el golf combina fuerza y exige hacer caminatas, por lo que también podría ser aconsejable.
No es así con los deportes de raqueta. Muchos mayores siguen jugando al tenis, y si es algo que ha hecho toda su vida, creo que es algo con lo que puede continuar. Pero si es una persona que se quiere iniciar en la práctica deportiva para ganar salud, los deportes de raqueta no son los mejores. E incluso si se practican, siempre deben complementarse con los otros.



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