Tenemos un problema. En España y en prácticamente todo el mundo. Y es que no sabemos qué hacer para articular políticas que reviertan en una vida mejor para las personas mayores. Uno de los puntos a analizar es que existen muchos ejemplos de buenas prácticas en multitud de países, pero nunca se exportan, de modo que se invierte mucho esfuerzo en innovar y crear medidas en las que, más allá de nuestras fronteras, quizás ya hayan probado. Pero esa cuestión es mínima, porque el mayor escollo que nos encontramos es la falta de datos sobre las personas mayores, y que estos estén desagregados. Courtis considera que esta sería “otra manifestación de la discriminación por razones de edad”, ya que precisamente disponer de estos datos marca la diferencia entre dejarles atrás o no. En este sentido, considera que faltan datos acerca de la pobreza, la salud, la vivienda, el trabajo, la violencia y el abuso, los efectos del cambio climático y la adecuación de las instituciones públicas a las necesidades de los mayores”.

Precisamente con el objetivo de obtener datos sobre el progreso de los ODS, el Instituto Nacional de Estadística emprendió un proyecto para tener parametrizada la consecución (o no) de la Agenda 2030 en España a través de  más de 200 indicadores. Estos son algunos de los resultados relacionados con personas mayores que ya están disponibles.

En primer lugar, hay que destacar que precisamente sobre las metas que mencionan explícitamente a los mayores, todavía no hay datos. Y en ciertos casos, tampoco los habrá: para la meta 2.2, sobre evitar la desnutrición en colectivos como el de los mayores, en España solamente se está analizando el crecimiento de los niños menores de cinco años y la prevalencia de la anemia entre las mujeres en edad fértil. En cuanto a las metas 11.2 y 11.7, que requerían sistemas de transporte accesible y acceso a zonas verdes, todavía no hay datos.

Donde sí hay datos, esta vez, teniendo en cuenta al colectivo de más edad, es en el ODS 1: el 21% de la población española vive por debajo del umbral de la pobreza. El rango de los mayores de 65 es uno de los menos afectados. Las cifras se replican de forma similar en cuanto a riesgo de exclusión social: los mayores parecen los menos proclives a ella, aunque con enormes diferencias entre mujeres y hombres mayores de 65 años.

También hay números disponibles en cuanto a mortalidad por distintas enfermedades, entre ellas, las cardiovasculares, las respiratorias, la diabetes y el cáncer. Sobre este indicador es interesante destacar que no se limita a colocar a los mayores como “mayores de 65”, sino que existen datos cada cinco años. De aquí se extrae que las cardiovasculares son las que mayor incidencia tienen entre los senior.