Pregunta.- Desde Ceaps siempre han apostado por la colaboración publico-privada. ¿Considera que, en cierta forma, la Administración, y la sociedad en general, le daba la espalda a la iniciativa privada?

Respuesta.- Nosotros no vamos a hacer demagogia. Yo soy una empresaria. Lo digo porque se pone en duda quiénes somos y el 67,3% de las empresas del sector son pymes, pequeñas y medianas empresas, y el 15,6% son grandes grupos, como en todos los sectores. En esta crisis la Covid no ha mirado quién era el titular del centro. No creo que hablar de si quién ofrece los servicios lo hace de manera pública o privada, porque con la Ley de Dependencia se reconoce como derecho el acceso a una plaza del tipo que sea. Y ese no que este sea el discurso que necesita este país para construir un futuro en el que en 30 años va a haber el doble de personas mayores, por lo que los servicios de larga duración nos los tenemos que plantear de diferentes maneras y no solo en residencias, también en plataformas de servicios y atención domiciliaria. Ahí tenemos que trabajar y lo tenemos que hacer juntos con la financiación y recursos suficientes.

P.- Haciendo autocrítica, ¿en qué aspectos podría mejorarse en España en lo que respecta a nuestro modelo de atención residencial?

R.- Como bien conocéis en vuestro medio y vais analizando, el modelo de atención a las personas está en constante evolución. Ya no existen aquellos centros de los 80, de tipo ‘hostelero’ sino que cada detalle se centra en la persona. Este modelo que se basa en unidades de convivencia, con equipos multidisciplinares con lo que se logra crear lazos entre personas usuarias, profesionales y familias. Dentro de este modelo está también el hecho de que los familiares y amigos de los residentes puedan estar con ellos en el centro cuando y cómo quieran. Sin horario de visitas, comiendo con ellos, disfrutando de sus habitaciones, saliendo a pasear... Y, de repente, con el cierre, toda esa realidad cambió. La necesidad de todos los que trabajamos por y para ellos de atenderlos, de salvar vidas, y protegerlos provocó que faltase comunicación con esas mismas personas que sólo días atrás compartían espacio con nosotros. Y en eso es en lo que tenemos que trabajar y para lo que podemos emplear toda la tecnología existente a nuestra disposición. Creemos que hay que compatibilizar el método de Atención Centrada en la Persona (ACP) con una atención sanitaria universal por parte de la atención primaria. No se trata de medicalizar las residencias sino de hacer frente a la Covid-19 con una mayor presencia de la atención primaria y respetando el método ACP que hace posible que los centros se mantengan como "el hogar" de las personas y no acaben convertidas en un hospital.

P.- La crisis de la Covid-19 ha estigmatizado negativamente a los centros de mayores. ¿Son las residencias espacios y entornos seguros para los mayores?

R.- Las residencias no fueron consideradas como un servicio esencial de primer nivel hasta pasadas unas semanas desde el inicio de la crisis, y ello a que nuestras personas usuarias y profesionales no han podido acceder al sistema de sanidad público durante la pandemia mediante unas derivaciones y unos cribajes no realizados siempre bajo un criterio de igualdad. Todo ello con una falta de transparencia y una ausencia de información pública que llevó a que a formaciones políticas junto a medios de comunicación a presentar a las residencias privadas y sus gestores como parte del problema y no como aliados a los que había que apoyar. Pero nosotros no queremos mirar hacia atrás. Creemos que solo hay una vara de medir cuando cada persona entra a vivir en una residencia y es la calidad, la calidad y la calidad. Como decía, somos un recurso necesario que se está adaptando a las personas según sus necesidades. Además, desde Ceaps proponemos que se diseñen y difundan campañas mediáticas que pongan en valor los recursos asistenciales para mayores dependientes, entre las cuales las residencias se muestren como son para sus habitantes: “La residencia es mi casa”.