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Eva Peñafiel y Juanjo Rabanal / Psicopedagogos y expertos en Educación Emocional

'Será beneficioso desarrollar cuidadores emocionalmente saludables, positivos ante la vida'

Estos dos profesionales son los encargados de impartir una parte del programa Cuidopía, una iniciativa del grupo Johnson & Johnson en España que apuesta por el compromiso con la sociedad de los cuidados y por ensalzar la atención sociosanitaria centrada en las personas bajo un enfoque Afectivo Efectivo

M.S. / EM 11-10-2021

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Pregunta.- En Cuidopía apuestan por ensalzar el valor de los cuidados, algo muy necesario con una realidad tan cambiante como la que estamos viviendo por la pandemia. ¿De alguna manera este proyecto tiene más sentido en un contexto como el actual?

Respuesta.- Si tenemos en cuenta, por un lado, el gran desarrollo tecnológico que ha habido en los últimos lustros y la hegemonía de ciertos valores que se han ido implantando en nuestra sociedad, podemos decir que estamos sufriendo, en no pocas ocasiones, situaciones que vulneran la dignidad de las personas y un contexto cada vez más deshumanizado. Hace no muchos años, había pocas residencias y en la mayoría de los casos los mayores se quedaban en casa de las hijas (a veces hijos) donde eran cuidados. Hoy en día, la realidad de muchas familias hace que esto sea muy complicado y se opta por acudir a residencias o por poner ayudas en el hogar. La sociedad y sus necesidades han cambiado: cada vez estamos más ocupados, vamos con más prisa y prestamos menos atención a las cosas importantes. No creemos que haya que inventar nada nuevo, pero sí poner más conciencia en lo que hacemos para no olvidarlo. El proyecto pretende que las personas que cuidan a otras se den cuenta de las dificultades del día a día con las que se enfrentan y desarrollen herramientas para afrontarlas de manera positiva. A través de escenas que reflejan situaciones cotidianas en las relaciones de cuidado, sin dramatismos, pero reflejando algunas dificultades, se aportan modelos para poder abordar desde otros puntos de vista estas situaciones. Se busca que los cuidadores aprendan a regular los diferentes estados de ánimo que puedan aparecer en estos procesos, que lo utilicen como una valiosa herramienta de prevención y que puedan dar su mejor versión, su mejor respuesta emocional, ante las distintas y no fáciles situaciones que se den en el ámbito de los cuidados. Es una apuesta por la educación emocional, de la que ahora se habla mucho pero que apenas hemos recibido a lo largo de nuestras vidas. Y es una apuesta para que la educación emocional pueda ayudarles a decidir qué es lo más adecuado para mejorar el estado de bienestar psicológico de la persona que cuida y la que es cuidada. Y, como consecuencia, se busca que propicie un cuidado más humano y de más calidad.

P.- ¿Cuáles son las claves para ofrecer unos cuidados de calidad?

R.- En el ámbito de los cuidados hay mucho por hacer. Para que haya unos cuidados de calidad es fundamental conectar, con uno mismo y con la persona que estamos cuidando. También es importante poder conocer y saber aplicar algunas metodologías, estrategias y recursos para la labor de cuidar, pero para ello es imprescindible aprender a mirar de otra manera. Ser capaces de descubrir que, detrás de una conducta que nos está molestando, puede haber alguna necesidad que no está siendo cubierta. Cuando somos capaces de identificar ese malestar, nuestra respuesta no se centrará en responder a la conducta, sino en proporcionar la ayuda que necesitan. Es fundamental también que el cuidador sea capaz de expresar las emociones de forma apropiada, que comprenda el impacto que la propia expresión emocional y el propio comportamiento pueden tener en la persona cuidada y el momento de relacionarse con otras personas. También es necesario que sea capaz de regular sus emociones y sentimientos para regular la impulsividad, evitar la violencia y los comportamientos de riesgo, tolerar la frustración, prevenir estados negativos como la ira, el estrés, la ansiedad o la depresión, perseverar en el logro de objetivos a pesar de las dificultades y tener la capacidad para diferir recompensas. Es pertinente también que tenga la habilidad para afrontar los retos y situaciones conflictivas derivadas del cuidado, con las emociones que estas generan, siendo capaz de utilizar estrategias de autorregulación para gestionar la intensidad y duración de esos estados emocionales. Y es oportuno, a su vez, que pueda tener la capacidad para autogenerar y experimentar de forma voluntaria y consciente emociones positivas, disfrutar de la vida y autogestionar su propio bienestar emocional que le dé la posibilidad de una mejor calidad de vida. En definitiva, poner el foco en la necesidad del autocuidado es clave para poder mejorar la calidad del cuidado.

P.- ¿Revierte la educación emocional a la que se refieren en un bienestar para la persona cuidada y la persona que cuida –sea profesional o no–?

R.- Por supuesto que la educación emocional revierte en un mayor bienestar. Será muy beneficioso desarrollar cuidadores emocionalmente saludables, positivos ante la vida, capaces de expresar y gestionar adecuadamente sus emociones, empáticos, con capacidad y autonomía para tomar las decisiones correctas y capaces de enfrentarse a las dificultades, problemas o conflictos que, sin duda, se les presentarán a lo largo de su labor. La adecuada gestión emocional será beneficiosa para la disminución de conflictos surgidos entre el cuidador, la persona cuidada y/o la familia; y también es útil para intervenir sobre la motivación y la actitud positiva.

P.- Muchos expertos se refieren a la evolución de hablar de cuidados a apoyos sociosanitarios: ¿están de acuerdo?

R.- Queda mucho por hacer y debe evolucionar ¡Claro que sí! Pero para que evolucione, los servicios sociales y los servicios sanitarios deben participar de manera mucho más activa de lo que lo están haciendo en la actualidad. Deben tener más medios, deben tener más formación en educación emocional y deben poder tener más iniciativa para abordar de manera clara y decidida el cuidado continuado de las personas que lo necesitan. De esta manera, serán capaces de acompañar, formar y ayudar a las familias o cuidadores primarios no profesionales, que se han convertido en las principales prestadoras de cuidados en nuestro entorno. Pasar de hablar de cuidados para llamarlo apoyos sociosanitarios, en principio, da la impresión de que busca profesionalizar los cuidados. Eso puede ser positivo si se tienen claras las necesidades y esos apoyos son de verdad sociales y sanitarios. Sin embargo, no hay que confundir la profesionalidad con la falta de humanidad. Cuidar, cuidamos todos de una manera u otra. Dar apoyo sociosanitario, pues seguramente no. A nosotros nos gusta la palabra “Cuidados” precisamente porque se refiere a cada uno de nosotros y nosotras, no solo a los profesionales. Además, al pensar en alguien que nos cuida, no solo pensamos en alguien que nos da la comida, nos asea y nos cura una herida, también pensamos en alguien que nos quiere y valora, que nos abraza, nos escucha… Si los cuidados evolucionan, desde luego esperamos que no sea para perder esta parte tan esencial. Y al hablar de aspectos que deben evolucionar y mejorar, no podemos tampoco olvidarnos de las cargas diferenciales del cuidado y las desigualdades sociales que estas generan, ya sean motivadas por el nivel socio-educativo, por aspectos económicos o por género. Todos sabemos que en este último aspecto las mujeres son las que más asumen el papel de cuidadoras informales principales, las que más se responsabilizan y las que más tiempo se dedican a los cuidados. Por tanto, para mejorar estos aspectos necesitamos evolucionar en lo personal, social y profesional en beneficio de los cuidados que merecen todos los que lo necesitan y necesitaremos en su día. Y para conseguir esto, además de recursos y formaciones, necesitamos ser más conscientes de la importancia de los cuidados, ser más responsables y más humanos. Y nosotros también queremos sumar y aportar en esa evolución o revolución como nos gusta llamarlo. Como Psicopedagogos y profesores universitarios llevamos muchos años trabajando e investigando sobre educación emocional y hemos elaborado un modelo llamado EMOPRENDE que persigue aportar nuestro granito de arena y ayudar a las personas a reflexionar sobre los modelos con los que fuimos cuidados y que nos condicionan, para bien o para mal, así como en las necesidades que todas las personas necesitamos ver satisfechas para desarrollarnos de manera plena y feliz. Con todo esto, proponemos en el proyecto “Escuela de cuidados” herramientas para que los cuidadores puedan acompañar en los diferentes procesos de una manera más positiva y consciente. Con esta premisa, tratamos de aplicar esta perspectiva en diferentes situaciones de dependencia en las que uno o varios cuidadores principales deben acompañar a otra persona para ayudarle a que esta situación sea mucho más constructiva.



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