Pregunta.- ¿Considera necesaria la tramitación de alguna norma específica que vele de forma integral por los derechos de las personas mayores?

Respuesta.- No sé si la vía de la legislación especial o por colectivos es la técnica legislativa más adecuada para dar un marco jurídico de protección adecuado a la persona. Quiero decir que la existencia de tanta legislación especial hace que, en no pocas ocasiones, unas leyes entren en contradicción con otras. Es imposible que la ley prevea todos los supuestos y de cobertura a todos los casos que pueden darse en la realidad pues esta siempre supera a la ficción. Tampoco debería legislarse “reactivamente” en función de los acontecimientos sociales o fijándose solo en “lo casos patológicos o conflictivos”. Considero que hay determinados problemas, como la soledad de nuestros mayores o los abusos fisicos, económicos y psicológicos, cuya solución integral no puede darse con una legislación, pues la ley por si sola no cambia la sociedad. Una sociedad que no cuida a sus mayores esta muerta de raíz y es profundamente injusta y egoísta pues gracias a ellos estamos aquí. Por ello, considero que es imprescindible una labor de concienciación social en relación a la riqueza que supone la que normalmente es la última etapa de la vida de todos ser humano: la ancianidad. Centrándome en los senior, veo que, si bien no están físicamente solos, sí lo están emocionalmente dado que ven incomprensión en sus seres cercanos o falta de respeto a sus decisiones y autonomía de la voluntad, pues ven en los otros esa idea de “ya no sabe qué quiere por que está mayor”. ¡Cuánto nos cuesta respetar las decisiones de nuestros mayores!

P.- ¿En qué temas diría que existe más desprotección hacia los senior?

R.- En una jornada desarrollada en el Foro 40 Aniversario de la Constitución Española, como señaló mi compañero Jorge Díaz Cadórniga, es muy diferente la situación actual de las personas mayores en comparación con 1978, año de la aprobación de La Constitución: “Las mejoras en el ámbito sanitario y socioeconómico han hecho posible mejorar la calidad de vida de este colectivo, por lo que el número de personas en este rango de edad se ha incrementado exponencialmente. Esta situación obliga a potenciar nuevas figuras que garanticen su suficiencia jurídica y sanitaria. A las prestaciones sociales y asistenciales y pensiones existentes se deberían sumar, y en algunos casos dotar de mayor seguridad jurídica, ciertos mecanismos de autodeterminación económica y financiera”. Por su parte, el Magistrado José Luis Seoane alertó “de una concepción maximalista de carácter paternalista dirigida a que los mayores estén protegidos, resolviéndose muchas veces las peticiones de incapacitación como si fuera un colectivo homogéneo, cuando lo quedebe regir es la diversidad”. En ambas aportaciones subyace la misma idea: autonomia de la voluntad y respeto a los mayores.

P.- ¿Está la sociedad informada de los instrumentos jurídicos a su alcance para garantizar sus derechos una vez que no tengan libertad para elegir por sí mismos?

R.- Como directora de la fundación y, fundamentalmente, como notaria, en mi día a día, veo que hay un gran desconocimiento de todas estas figuras de protección y que cuentan todavía con poca penetración social, pero sí hay una clara tendencia de crecimiento. Si hay algo que he aprendido del ejercicio de mi función es la preocupación que tenemos por nuestros seres queridos. Es común la frase: “Señor notario, dejémoslo todo bien arreglado para que mi mujer, mi marido, mis hijos, mi familia, mis amigos, no tengan problemas”. Una vez que esa preocupación se calma les pregunto: “Ya ha dejado todo atado para el día que usted falte, pero ¿y protegerse a usted mismo en vida? Y me contestan con asombro si eso es posible. Quizas no solo hay desinformación, sino que en el fondo nos da miedo afrontar la incertidumbre del futuro. Si bien es cierto que no podemos predecirlo, lo que sí cabe es prevenirlo e intentar anticiparse a las futuras situaciones de necesidad utilizando los resortes legales a su alcance.