Pregunta.- En lo que respecta al ‘Viaje de Carlota’, ¿en qué medida a los mayores con Alzheimer les ha favorecido esta actividad? ¿En qué capacidades es más apreciable la mejoría?

Respuesta.- En el centro de día de Afaga trabajamos todos los días la estimulación de las capacidades cognitivas, físicas y funcionales, pero ¿de qué nos sirve que un usuario conserve la escritura si está triste y llora todo el día? O que multiplique perfectamente si presenta una importante apatía y no levanta la cabeza del suelo. Con el proyecto ‘El Viaje de Carlota’ teníamos un objetivo por el que trabajábamos con especial empeño: el estado emocional de nuestros mayores. Además de estimular sus capacidades físicas y cognitivas en todas las sesiones, queríamos regalarles ratos de evasión de la rutina del centro, ratos de felicidad, de risas, de cariño y de mucha emoción, y esto se ha conseguido con creces. Sus rostros en cada sesión, sus risas, su humor más positivo cuando regresaban al centro, la reducción de la sintomatología conductual durante las sesiones e incluso el testimonio de sus familias tras las visitas, lo confirman.

P.- Tras el éxito del proyecto, ¿repetirán la actividad? ¿Introducirán novedades?

R.- El proyecto ha resultado muy enriquecedor en todos los aspectos, por lo que repetiremos sin duda. Los niños con los que lo hemos llevado a cabo pasan a Primaria y por eso este año iniciaremos el ‘Viaje de Carlota’ con los más pequeños del colegio, los niños de tres años de Infantil. Esto va a ser una aventura ya que son muy pequeños aún y se están adaptando al cole, pero nos dará la oportunidad de acompañarlos los tres años de duración de la etapa de Educación infantil, y así poder observar resultados a más largo plazo y crear un vínculo aún mayor. Con respecto a los cambios, de todo se aprende, y este año trataremos de introducir más salidas juntos al exterior, de las que todos disfrutamos mucho. También nos gustaría que los niños pudieran visitar nuestro centro en alguna de las sesiones e implicar aún más a sus familias, fomentando la concienciación a la sociedad sobre la realidad de la demencia y favoreciendo así su colaboración.

P.- ¿Cómo se produce el contacto inicial entre niños y personas mayores?

R.- Los niños tan pequeños tienen algo mágico y es que no juzgan a nuestros usuarios, no discriminan ni por edad, ni por apariencia, por lo que el contacto se da de la forma más natural del mundo. En cuanto entramos por la puerta los niños corren a abrazar a los mayores, a besarles, a tirarles del brazo para que vean algún dibujo o trabajo… y a hablar y hablar sin parar. Ellos son el hilo conductor del vínculo que tanto valoramos en este proyecto, muchos de nuestros mayores no los recuerdan entre sesión y sesión, pero los niños sí que recuerdan sus nombres, sus caras y sus dificultades, por lo que todo fluye con total naturalidad. -Más allá de la interacción, desde Afaga apuestan por la relación entre niños y mayores, ¿cómo materializan esta idea? Además del ‘Viaje de Carlota’, en el centro de día llevamos a cabo dos sesiones intergeneracionales al año –coincidiendo con las vacaciones escolares– con los hijos de todos los trabajadores del centro, en las que realizamos talleres de cocina, juegos, manualidades, etcétera. En otros centros de Afaga también hemos llevado a cabo actividades como cuentacuentos, juegos populares o manualidades. En todas estas actividades los resultados han sido muy satisfactorios.